3 diciembre 2009
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Piden un museo de la fluorita para el concejo de Ribadesella
Varios coleccionistas, geólogos y gemólogos expertos en el mineral apuestan por impulsar un equipamiento sobre la minería local
02.12.09 - 02:40 -
JUAN GARCÍA | RIBADESELLA.
La belleza de la fluorita asturiana es de fama internacional. Así lo creen y así lo afirman buena parte de los expertos en mineralogía asturiana. Tanto geólogos como gemólogos o químicos versados en la materia la consideran como la más bella del mundo. Su excepcionalidad radica fundamentalmente en la calidad de sus cristales, en su tamaño, su brillo y transparencia. Pero sobre todo, en sus asociaciones con otros minerales como barita, calcita o cuarzo. «Lo que más sorprende son sus formas cúbicas junto con las formas tabulares de las baritas o las formas pseudohexagonales de los cuarzos», destacó José Ramón García Alvarez, licenciado en ciencias químicas y propietario de una de las mejores colecciones españolas de fluorita asturiana.
Además, la fluorita es un mineral que admite todos los colores posibles e imaginables. Desde el más intenso negro hasta la más absoluta transparencia, como las que aparecen en la mina Emilio de Loroñe (Colunga), muy cotizadas en el mundo de la óptica para la fabricación de lentes de microscopios. Esa gama de colores se completa con rosas, verdes, amarillos, azules, magentas,. «todo el arco iris», destacó García Alvarez. El químico y coleccionista no se atreve a decir cuáles son las más bonitas de todas, «aunque quizás las que más fama internacional tienen son las de Mina Ana de Berbes, en el concejo de Ribadesella, o las de La Collada de la explotación Josefa Veneros», afirmó.
Tan bonita es que según Carlos Luque Cabal, geólogo de la Universidad de Oviedo, «Asturias tendría que sacar pecho por ella. No hay ningún museo mineralógico del mundo que no tenga fluorita asturiana. Incluso la encontramos y en lugar preferente en el Museo de Ciencias Naturales de Londres», destacó el geólogo. Por esa razón, tanto José Ramón García, como Carlos Luque, junto al profesor de la Universidad de Oviedo Manuel Gutiérrez Claverol y el gemólogo de la Universidad de Barcelona, Luis Migue Rodríguez Terente han publicado un libro en el que se recoge la historia de la minería de fluorita en Asturias desde sus comienzos en La Collada en el año 1904. «Libro que permite mantener esta historia y que no se olvide, porque fueron muchas las personas que vivieron y se aprovecharon económicamente de este mineral», explicó García Alvarez.
Publicado el libro, este grupo de expertos y aficionados a la colección de minerales quiere que las administraciones públicas creen un museo dedicado a la fluorita, «un mineral de referencia en la región». Lamentan que el Museo de la Minería del Entrego, sólo dedicado al carbón, no incluya otros sólidos y reclaman un museo en el que se pueda dar una imagen real y correcta del mineral y en el que se pueda representar las explotaciones asturianas de una forma adecuada. «Esto es una idea difícil de conseguir pues necesita de una financiación y de otras muchas cosas que deben conjuntarse para que pueda ser una realidad, pero hay que intentarlo», aseguró José Ramón García.
Todos ellos creen que el lugar idóneo donde ubicar un museo dedicado a este «emblemático mineral» es el concejo de Ribadesella, y por varias razones. Por un lado, porque en este municipio se encuentra localizada la única empresa europea que en la actualidad se dedica a la explotación de la fluorita. Se trata de Minersa, empresa que lleva explotando y comercializando este mineral desde los años 40 del siglo pasado. «Fue la única capaz de ver el mercado y prever a corto, medio y largo plazo la evolución de éste», destacó García Alvarez. Y además esta empresa también está dispuesta a apoyar en lo que pueda el proyecto de crear un posible museo en el concejo. Por otro, Ribadesella es el municipio asturiano que concentró mayor número de explotaciones, hasta un total de sesenta a lo largo de la historia de esta minería.
José Ramón García Alvarez tiene en su domicilio de Oviedo una colección de 3.500 piezas de minerales, de las que 1.700 son fluoritas asturianas. Tanto él como otros coleccionistas estarían dispuestos a ceder parte de sus piezas en depósito para que ese museo pueda iniciar su propia colección. Estamos hablando de piezas que en algunos casos pueden superar los seis mil euros de coste. «Son como las obras de arte. Su valor depende de la afición y del interés que se muestre por ellas», explicó. Además entiende que un equipamiento de esas características «puede atraer turistas especializados y fomentar la afición de otros a la búsqueda este tipo de piedras en las canteras abandonadas del concejo. Podría ser incluso autofinanciable», añadió. Para dar un primer paso, también propuso utilizar como escaparate el Museo del Territorio de El Carmen, donde ya se exponen los fósiles del Ordovícico localizados en el túnel del Fabar. «Sería deseable que las autoridades locales en conjunción con las autonómicas fueran capaces de dar la imagen de este mineral en ese museo», completó el químico y coleccionista.