La minería del hierro en Quirós
La explotación de Los Llamargones, de las más antiguas de Asturias, funcionó hasta mediados del siglo XX
Plantilla de mineros de una explotación quirosana, en los años veinte del siglo pasado. roberto f. osorio
Quirós, Roberto F. OSORIO
La siderurgia nació en Quirós con la Compañía Chauviteau dirigida por Gabriel Heim, que diseñó un plan de empresa que comprendía la explotación de mineral de hierro y carbón para abastecer unos altos hornos situados en Torales.
La mina de hierro de Los Llamargones es una de las más antiguas de Asturias, situada en las cercanías del pueblo de Fresneo y de los altos hornos quirosanos. Esta explotación funcionó durante el siglo XIX hasta mediados del siglo XX de modo intermitente. Comenzó en los años 1869-70 por la Compañía Minas y Fundiciones de Santander y Quirós, sucesora de Chauviteau y fue cerrada por Fábrica Mieres en el año 1960.
Se combinaba en la explotación la extracción con galerías de interior y de exterior o a cielo abierto por la afloración de los filones a la superficie. La necesidad de aprovisionarse de mineral en una zona cercana hizo que la acería quirosana explotara en varios lugares de la zona. En Allinar, Corrorio, Los Llamargones y La Reguerona fueron lugares de minería. Comenzó en el primer lugar situado al sudoeste del pueblo de Fresneo. El mineral era destinado a los hornos que funcionaban desde 1871. Distaba cuatro kilómetros de la fundición con un desnivel de 365 metros.
Las explotaciones a cielo abierto eran más rentables porque necesitaban menos preparación de madera, vías y otros materiales. Sin embargo, el acarreo a veces era más complicado. En Allinar, la minona vieja de Corrorio o en Branuetu había cortas a cielo abierto. Se transportaba con carros o con cestos como en Allinar, que empleaba chavales para subir el mineral desde la mina hasta la tolva que recogía el mineral que venía desde Los Llamargones. Se abandonó Allinar para pasar a Los Llamargones. Había un paquete de cuatro capas de las cuales sólo se explotó la más ancha.
El mineral de hierro era arrastrado con bueyes y mulas en carros del país, a través de una trinchera de 1.600 metros hasta un ramplón (Pontón fondeiru) de donde era cargado en carros de bueyes o vacas y llevado a los tragantes de la acería en Torales. Había una caseta con una báscula en el parque de minerales para pesar el carro. Allí venía también el carbón de las minas del Xagarín y la piedra caliza del Sairón. Todo ello se mezclaba para hacer la colada en el alto horno.
En 1888 comenzó a funcionar el cable de La Reguerona que bajaba el hierro a Veiga. El sistema bicable lleva 40 cajas con una capacidad de 200 kilos con un rendimiento de 120 toneladas cada diez horas de trabajo. En Veiga había una trituradora para deshacer el mineral que después era trasladado a Trubia en el tren minero. Los altos hornos quirosanos ya estaban apagados de manera provisional. Cuando se encendían el mineral subía desde Veiga a Torales en tren.
El método de explotación era más avanzado antes que después de la Guerra Civil. El sistema empleado para la extracción se llamaba «la estroza» y la daban «los guajes del fierro». Se empleaba mucho las mazas y barras para extraer el mineral. Su época de gran apogeo llegó hasta el fin de la I Guerra Mundial. La mina de Los Llamargones contaba con una caldera de vapor para producir energía a los compresores de los martillos y el montacargas. En 1918 se construyó la casona para la caldera de vapor. Contaba con una fragua, una carpintería, cuadra, polvorines, oficinas y cuartos de aseo, y un pequeño botiquín de primeros auxilios.
El sistema de explotación era el de macizos y sobreguías con distancias entre 3 y 10 metros. Se montan coladeros desde la galería general quedando dividido en macizos para el despilaramiento. Estos macizos se van arrancando provocando el hundimiento de modo que el relleno ocupe el hueco dejado por el mineral. Era un sistema muy peligroso que precisaba de un entramado de comportas y tablas con buen grosor y bien afirmadas con clavijas. Fueron varios los mineros muertos sobre todo alcanzados por costeros o piedras caídas.
La mina se estructuraba en dos pisos, estando el inferior por debajo de la trinchera de transporte. El mineral se subía con un montacargas hidráulico. La producción de interior y exterior muy cercanas entre ambas se acumulaba en unas grandes tolvas para después ser cargadas en vagones de madera hasta la estructura del cable en La Reguerona. La extracción interior del mineral de hierro se hacía con galerías en roca existiendo en ocasión dos galerías paralelas por la amplitud de la veta. Una de las capas se denominaba «la inagotable».
Después de la Guerra Civil, Fábrica de Mieres, dueña de las minas de hierro, continúa con la explotación pero en condiciones más precarias y aprovechando de retirada el mineral. En 1938 se sacaba a maza el hierro en dos relevos. Había 70-80 obreros entre el interior y el exterior. En las primeras décadas trabajaban mineros gallegos y portugueses que se asentaron en la zona.
No existió preparación ni avance de galerías y después del año 40 con La Reguerona en funcionamiento era de modo intermitente. Funcionaban según necesidades. Cuando estaba parada los mineros eran despedidos o iban a la sección del carbón.
En 1939 los guajes cobraban 4,50 pesetas, una peseta más si se descargaban vagones. Un ayudante barrenista cobraba 7,50 y el barrenista 9 pesetas de jornal diarias. La jornada era de siete horas, siendo los primeros candiles de sapo y después de carburo.
La energía eléctrica venía desde la central privada de El Robloso, primeramente y después del Urdiero, propiedad de Fábrica Mieres. El tendido eléctrico iba paralelo al cable aéreo de transporte.
Con esta actividad minera se crearon dos zonas de residencia de mineros en lugares cercanos a las explotaciones y lejos de los pueblos. La empresa organizaba la fiesta, antes de la guerra, de Santa Bárbara en Fresneo, el pueblo más cercano a las minas. Regalaba un pellejo de vino y pagaba la misa que se celebraba en el pueblo.
En 1900 Quirós extraía 18.000 toneladas. Al año siguiente ya había subido a 23.000. El año de mayor producción fue 1914 con 32.000 toneladas. La I Guerra Mundial favoreció la exportación de minerales españoles a los países contendientes. Tanto la producción hullera como de hierro aumentaron considerablemente, al igual que el número de trabajadores empleados. Hasta 1910 en Asturias sólo tenían producción Quirós y Naranco. A partir de ese año se unieron Sobrescobio y Buferrera.
La siderurgia nació en Quirós con la Compañía Chauviteau dirigida por Gabriel Heim, que diseñó un plan de empresa que comprendía la explotación de mineral de hierro y carbón para abastecer unos altos hornos situados en Torales.
La mina de hierro de Los Llamargones es una de las más antiguas de Asturias, situada en las cercanías del pueblo de Fresneo y de los altos hornos quirosanos. Esta explotación funcionó durante el siglo XIX hasta mediados del siglo XX de modo intermitente. Comenzó en los años 1869-70 por la Compañía Minas y Fundiciones de Santander y Quirós, sucesora de Chauviteau y fue cerrada por Fábrica Mieres en el año 1960.
Se combinaba en la explotación la extracción con galerías de interior y de exterior o a cielo abierto por la afloración de los filones a la superficie. La necesidad de aprovisionarse de mineral en una zona cercana hizo que la acería quirosana explotara en varios lugares de la zona. En Allinar, Corrorio, Los Llamargones y La Reguerona fueron lugares de minería. Comenzó en el primer lugar situado al sudoeste del pueblo de Fresneo. El mineral era destinado a los hornos que funcionaban desde 1871. Distaba cuatro kilómetros de la fundición con un desnivel de 365 metros.
Las explotaciones a cielo abierto eran más rentables porque necesitaban menos preparación de madera, vías y otros materiales. Sin embargo, el acarreo a veces era más complicado. En Allinar, la minona vieja de Corrorio o en Branuetu había cortas a cielo abierto. Se transportaba con carros o con cestos como en Allinar, que empleaba chavales para subir el mineral desde la mina hasta la tolva que recogía el mineral que venía desde Los Llamargones. Se abandonó Allinar para pasar a Los Llamargones. Había un paquete de cuatro capas de las cuales sólo se explotó la más ancha.
El mineral de hierro era arrastrado con bueyes y mulas en carros del país, a través de una trinchera de 1.600 metros hasta un ramplón (Pontón fondeiru) de donde era cargado en carros de bueyes o vacas y llevado a los tragantes de la acería en Torales. Había una caseta con una báscula en el parque de minerales para pesar el carro. Allí venía también el carbón de las minas del Xagarín y la piedra caliza del Sairón. Todo ello se mezclaba para hacer la colada en el alto horno.
En 1888 comenzó a funcionar el cable de La Reguerona que bajaba el hierro a Veiga. El sistema bicable lleva 40 cajas con una capacidad de 200 kilos con un rendimiento de 120 toneladas cada diez horas de trabajo. En Veiga había una trituradora para deshacer el mineral que después era trasladado a Trubia en el tren minero. Los altos hornos quirosanos ya estaban apagados de manera provisional. Cuando se encendían el mineral subía desde Veiga a Torales en tren.
El método de explotación era más avanzado antes que después de la Guerra Civil. El sistema empleado para la extracción se llamaba «la estroza» y la daban «los guajes del fierro». Se empleaba mucho las mazas y barras para extraer el mineral. Su época de gran apogeo llegó hasta el fin de la I Guerra Mundial. La mina de Los Llamargones contaba con una caldera de vapor para producir energía a los compresores de los martillos y el montacargas. En 1918 se construyó la casona para la caldera de vapor. Contaba con una fragua, una carpintería, cuadra, polvorines, oficinas y cuartos de aseo, y un pequeño botiquín de primeros auxilios.
El sistema de explotación era el de macizos y sobreguías con distancias entre 3 y 10 metros. Se montan coladeros desde la galería general quedando dividido en macizos para el despilaramiento. Estos macizos se van arrancando provocando el hundimiento de modo que el relleno ocupe el hueco dejado por el mineral. Era un sistema muy peligroso que precisaba de un entramado de comportas y tablas con buen grosor y bien afirmadas con clavijas. Fueron varios los mineros muertos sobre todo alcanzados por costeros o piedras caídas.
La mina se estructuraba en dos pisos, estando el inferior por debajo de la trinchera de transporte. El mineral se subía con un montacargas hidráulico. La producción de interior y exterior muy cercanas entre ambas se acumulaba en unas grandes tolvas para después ser cargadas en vagones de madera hasta la estructura del cable en La Reguerona. La extracción interior del mineral de hierro se hacía con galerías en roca existiendo en ocasión dos galerías paralelas por la amplitud de la veta. Una de las capas se denominaba «la inagotable».
Después de la Guerra Civil, Fábrica de Mieres, dueña de las minas de hierro, continúa con la explotación pero en condiciones más precarias y aprovechando de retirada el mineral. En 1938 se sacaba a maza el hierro en dos relevos. Había 70-80 obreros entre el interior y el exterior. En las primeras décadas trabajaban mineros gallegos y portugueses que se asentaron en la zona.
No existió preparación ni avance de galerías y después del año 40 con La Reguerona en funcionamiento era de modo intermitente. Funcionaban según necesidades. Cuando estaba parada los mineros eran despedidos o iban a la sección del carbón.
En 1939 los guajes cobraban 4,50 pesetas, una peseta más si se descargaban vagones. Un ayudante barrenista cobraba 7,50 y el barrenista 9 pesetas de jornal diarias. La jornada era de siete horas, siendo los primeros candiles de sapo y después de carburo.
La energía eléctrica venía desde la central privada de El Robloso, primeramente y después del Urdiero, propiedad de Fábrica Mieres. El tendido eléctrico iba paralelo al cable aéreo de transporte.
Con esta actividad minera se crearon dos zonas de residencia de mineros en lugares cercanos a las explotaciones y lejos de los pueblos. La empresa organizaba la fiesta, antes de la guerra, de Santa Bárbara en Fresneo, el pueblo más cercano a las minas. Regalaba un pellejo de vino y pagaba la misa que se celebraba en el pueblo.
En 1900 Quirós extraía 18.000 toneladas. Al año siguiente ya había subido a 23.000. El año de mayor producción fue 1914 con 32.000 toneladas. La I Guerra Mundial favoreció la exportación de minerales españoles a los países contendientes. Tanto la producción hullera como de hierro aumentaron considerablemente, al igual que el número de trabajadores empleados. Hasta 1910 en Asturias sólo tenían producción Quirós y Naranco. A partir de ese año se unieron Sobrescobio y Buferrera.