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viernes, 28 de mayo de 2010

Minas de manganeso de Puras de Villafranca, Burgos

Un tesoro único

Las minas de manganeso de Puras de Villafranca son las únicas que de este mineral pueden ser visitadas. Con más de doscientos años de existencia, ocultaban una historia fascinante


Interior de una de las minas.
Ángel Ayala

Todavía se conservan las marcas de los barrenos.
Ángel Ayala
R. Pérez Barredo / Burgos
El paraje que arropa Puras de Villafranca es tan arrebatador que el visitante podría conformarse con la mera contemplación de su belleza. Sin embargo, son las entrañas de este verde valle las que custodian un tesoro, un yacimiento hasta hace bien poco desconocido que ha revelado una historia fabulosa que quiere darse a conocer. Y es que el conglomerado rocoso de esta privilegiada zona influenciada por el río Tirón, por esos caprichos de la naturaleza, es rico en manganeso, mineral esencial para fortalecer el acero, fabricar cristal, colorar vidrio o blanquear tejidos como el lino o el algodón. El complejo minero de Puras es único: se trata del más antiguo de la región y, junto al que existe en Toledo, el más añejo de España. Ahora, gracias al empeño del Ayuntamiento de Belorado, tres de las minas más significativas de este increíble entramado están abiertas al turismo, un caso también único en España.
Extraña ver, al llegar al pueblo, esos vestigios del pasado minero: pozos, catas, bocaminas y hasta un lavadero de mineral recuperado para el turismo. También permanecen en pie, y han sido remozadas en su interior, las oficinas, donde ahora el turista es sorprendido con talleres, actividades y experimentos relacionados con el manganeso. Las minas de Puras son muy singulares; al contrario que la mayoría de las que de este metal existen, no son a cielo abierto, sino subterráneas, lo que sin duda añadió una mayor dificultad a la extracción del mineral. Ninguna de las tres minas abiertas al turismo ha registrado reforma alguna más allá de la iluminación y el mínimo acondicionamiento para hacerlas visitables, lo que le añade el valor de la autenticidad: están absolutamente igual que cuando la actividad cesó para siempre. Las huellas de los barrenos son visibles en la roca, igual que la magnífica veta de manganeso: en algunos tramos es ancha, y los expertos aseguran que las minas hubieran seguido siendo rentables, tal es la cantidad -y calidad- del mineral.
Las minas comenzaron a explotarse en 1799. Pocos años después, su manganeso ya era considerado uno de los más puros del continente. Hacia la mitad del siglo XIX, una empresa belga se mostró interesada en explotar una de las minas más productivas. En esa época, el complejo minero de Puras vivió una época dorada, llevándose a cabo varias aperturas nuevas. Según la documentación que maneja el consistorio beliforano, en 1844 el entramado minero burgalés era el más productivo de cuantos había en la península, alcanzando los datos de producción conjunta de las minas de Aragón y de Cataluña: 500 quintales.
El Boletín Geológico Minero del año 1845 fue más allá al asegurar que con la minas de Puras al frente, España podría satisfacer sus necesidades industriales si las explotaciones del país se gestionara correctamente. Al parecer, en aquellos años muchos fabricantes importaban el mineral pagándolo a precio de oro porque no existía una relación fluida entre las empresas mineras y las industrias que empleaban el manganeso para fabricar sus productos.
A lo largo de su historia, las minas de Puras vivieron altibajos. Es más que probable que durante algunos años dejaran de explotarse porque no hay referencia alguna de ellas, apareciendo años después nuevamente. Es lo que sucede en la década de los 60 del siglo XIX. Durante los primero años, nada se sabe del complejo minero. Sin embargo, a finales, en 1868, se destapa otra vez como la más productiva del país con 4.500 quintales. Hacia 1868 España exportaba grandes cantidades de manganeso, siendo la tercera nación en procurar este mineral a Inglaterra, que lo empleaba para producir ferromanganeso, aleación utilizada para producr acero y hierro fundido.
A finales del XIX, la Casa Pincher, que poseía casi el monopolio en Europa en la producción de acero intenta hacerse con la mayor parte de las minas de manganeso para garantizar su producción. Sin embargo, en 1895, y a pesar de la demanda de este mineral, su precio no hace más que descender, lo que lleva a las empresas mineras, en muchos casos, a detener la producción y echar el cierre, aunque en muchos casos siguieron extrayendo el mineral por si los precios se recuperaban.
Curiosamente, en 1895 se abrió en Puras una nueva mina; cuatro años después, dos más, coincidiendo con una recuperación de los precios. En el arranque del siglo XX el sector se recupera totalmente. El incremento en la demanda de manganeso para acero es altísimo, a la vez que se abren fábricas de ferromanganeso en medio mundo. El complejo de Puras sigue con la apertura de nuevas bocaminas. En esa época, y continuando con la exportación a Inglaterra, que dice el alcalde de Belorado, Luis Jorge del Barco, que el Titanic se construyó con manganeso de Puras. Claro está que su calidad nada tuvo que ver con el famoso hundimiento...

Las guerras

Durante la I Guerra Mundial (1914-1018), la actividad no cesó: en tiempo de contiendas bélicas el manganeso era un mineral esencial para construir armamento. Esta máxima se cumplió como nunca durante la II Guerra Mundial: en ese periodo se abrieron hasta cinco minas en busca de la meta de manganeso en el complejo de Puras. Desde el final de la contienda y hasta 1965, en que cesó toda actividad, siguió extrayéndose el preciado mineral que fue principalmente empleado en los Altos Hornos vizcaínos y para la fabricación de pilas y baterías. Hoy, 45 años después, existen 16 minas localizadas que ocupan una extensión de 1.160 hectáreas, pero se sabe que hubo hasta 32 demarcaciones mineras en toda la zona. Nombres como La Segura, Purita, El comienzo, La deseada, Cándida, Luisito, La verdad, 2ª Felicidad, Josefina, Matilde, Sevilla, Santa Bárbara o Victoria, todas ellas minas de Puras de Villafranca, ya sólo son sonoros y hermosos ecos de la historia.    

Mina de Arnao, Asturias

EL AYUNTAMIENTO DE CASTRILLON PIDE QUE SEA RECONOCIDA A NIVEL NACIONAL.

Una carta revela que la primera mina de carbón descubierta fue la de Arnao

La explotación fue localizada por un fraile en 1591, que lo comunicó a Felipe II.

20/05/2010 NOELIA RODRIGUEZ 

La mina de Arnao es la primera de carbón mineral de la que se tuvo constancia en toda España. En 1591 se descubrió que de ella se podía sacar algo que, en un primer momento, se identificó como "piedra negra", aunque no fue hasta hace unas semanas cuando se supo de este hallazgo que sitúa a la mina castrillonense como la más antigua del territorio nacional.
Este descubrimiento se realizó de forma fortuita y lo hicieron Iván Muñiz y Alejandro García Alvarez, responsables del proyecto de recuperación del Peñón de Raíces Viejo. "Buscábamos saber si en la Edad Media había habido carbón en Asturias", explicó ayer Muñiz, cuando se encontraron entre los archivos del Ministerio de Cultura con una carta en la que se habla del descubrimiento de una nueva mina.
La misiva fue redactada por fray Agustín Montero, que era natural de Naveces. Por aquella época se encontraba en Asturias buscando minas para que las explotara su orden, ubicada en el monasterio del Carmen de Valladolid. Estaba en Arancés, también en el municipio de Castrillón, cuando descubrió casualmente el pozo de Arnao.
Al hacerlo envió una carta al rey Felipe II, ya que su intención era de que el monarca español les ayudara a explotar la mina a cambio de repartir las posibles ganancias. En ella aseguraba que había encontrado "piedra negra" lo que confirma, junto a otras cuestiones, que hasta ese momento en España no se conocían las minas de carbón mineral. Es más, el fraile castrillonense viajaba por Asturias, actuando como prospector para su orden y buscando explotaciones de carbón vegetal.
"Lo que venía buscando era una mina como esa para aprovisionar el mercado portugués", indicó Muñiz. Y así se hizo con lo que se obtuvo en Arnao, ya que se utilizó el puerto de Avilés para enviar, vía marítima, estas mercancías hasta Lisboa generando una mayor producción nacional ya que los españoles le quitaron este mercado a otras compañías mineras inglesas y de Flandes.
"Este dato concede un extraordinario valor a la mina de Arnao como testimonio de la política del imperio de Felipe II", indicó el arqueólogo. Muñiz aseguró que la carta descubierta, de la que tienen una copia y van a transcribir próximamente, fue escrita "de puño y letra" por el fraile y se trata del primer documento de la minería del carbón asturiana.
VIEJOS DATOS Hasta este descubrimiento no se tenía constancia de los orígenes de la mina castrillonense que, además es el primer pozo vertical que se explotó en Europa. "Había varias fechas, en la segunda parte del siglo XVI, pero se referían más a la licencia de cuando se explotó", indicó Muñiz.
Ante este hallazgo desde el Ayuntamiento de Castrillón ya piensan en darle el reconocimiento que se merece. Así lo indicó la alcaldesa, Angela Vallina. Recordó los pasos que se han dado en los últimos años para que su municipio "recupere su patrimonio y pasado" y confió en que "a partir de ahora se le empiece a dar la importancia que tiene a nivel nacional" y en contar con el apoyo del gobierno del Principado para futuros proyectos.

Mina ilegal en Torrejon de Velasco, Madrid

Una mina funciona ilegalmente en una zona protegida

JERÓNIMO ANDREU - Madrid - 24/05/2010
En Torrejón de Velasco tienen una mina ilegal que es responsable de importantes daños ambientales. La explotación de sepiolita, un mineral utilizado como absorbente industrial, se encuentra en el Cerro de los Batallones, una zona no urbanizable, protegida y de valor paisajístico que es desde 2001, además, Bien de Interés Paleológico. El grupo Tolsa la explotó regularmente durante 30 años en virtud de una concesión que caducó en noviembre de 2007 y no se prorrogó. Desde entonces, las extracciones han continuado de forma ilegal.

Los ecologistas advierten de que "crea enfermedades muy graves"
En la mina no existe control de emisiones de polvo, y las máquinas han causado daños a la vegetación y el paisaje. Encinas y coscojas han sido arrancadas por el paso de camiones, y el terreno aparece lleno de taludes, huecos y acopios de minerales a pesar de que las licencias otorgadas a la empresa exigen que el paisaje no se vea afectado. "Este tipo de explotaciones necesitan de un control muy estricto, pues estamos ante minerales vectores de enfermedades respiratorias muy graves como la silicosis", argumentan desde Ecologistas en Acción.
La licencia de Tolsa no se prolongó porque para ello la Comunidad requería un informe de Impacto Ambiental. Como la empresa nunca lo presentó, a partir de noviembre de 2007 solo estaba autorizada a trabajar en la zona para restaurarla. Sin embargo, inspectores de la Dirección General de Medio Ambiente constataron en julio de 2009 que, después de que expirase la cesión, se han extraído más de 39.000 metros cúbicos de mineral.
La inspección respondió a una denuncia de Ecologistas en Acción ante la Comunidad de Madrid en junio de 2009. La cantidad de irregularidades registradas era impactante. Tolsa no solo incumplía las prohibiciones de continuar excavando, la última emitida el 10 de junio de 2009 por la Dirección General de Minas, y carecía de la declaración de Impacto Ambiental y del estudio de Impacto Ambiental para las extracciones; ni siquiera tenía las licencias de actividad municipales. En cuanto a la restauración, no se había avanzado demasiado: el paisaje continuaba muy dañado.
En nombre del grupo Tolsa, su director industrial, Rafael Solana, niega todos estos puntos y asegura que únicamente se han continuado las labores de restauración. "Nunca extraemos sin la pertinente autorización. Desde que en Minas nos han dicho que paremos, lo hemos hecho. En las inspecciones no se ha podido demostrar que haya habido ninguna extracción". Según su versión, la razón por la que no se siguieron los trámites para prorrogar la explotación es porque "la mina está agotada".
A pesar de contar con el informe negativo de los agentes medioambientales, el Gobierno autónomo no abrió expediente hasta febrero de 2010, una semana después de que el PSOE solicitase la comparecencia de Federico Ramos de Armas, director general de Medioambiente de la Comunidad, protesta el portavoz de Medio Ambiente del PSOE en la Asamblea de Madrid, Antonio Fernández Gordillo.
Ramos de Armas reconoció en una comparecencia ante la Asamblea que Tolsa había estado trabajando en una situación irregular, y aseguró que la Comunidad tomará medidas. Prometió "que la sanción será proporcional, si corresponde, a este daño causado; que además deberán restaurar el daño que ya han producido, que se le impondrá una multa pecuniaria".
Socialistas y ecologistas no entienden cómo ha podido pasársele por alto tanto tiempo el problema a la Comunidad. La mina no está oculta ni es pequeña (mide 26.000 metros cuadrados). Ambos señalan que los intereses económicos están detrás de la pasividad de la Administración. El grupo Tolsa y Madrid producen la mayoría de sepiolita de España, un material para exportación.
Ramos no pareció afectado por la crítica. "¿Que nos critican que no somos una maquinaria especialmente rápida? Bien, siempre podemos ser más rápidos", respondió.

Libro de minerlaes de Castro Urdiales, Cantabria


castro urdiales

El Ayuntamiento edita un libro sobre la historia minera de Castro


La autora, María Luisa Ruiz Bedia, es profesora de Historia de las Obras Públicas de la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria

25.05.10 - 16:49 -
Más de cien personas llenaron el salón de actos del Pabellón de Actividades Náuticas de Castro Urdiales para asistir al acto de presentación del libro "La minería en Castro Urdiales, el complejo minero de Dícido y de Setares", editado por el Ayuntamiento de Castro Urdiales, y escrito por María Luisa Ruiz Bedia, profesora de Historia de las Obras Públicas de la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria.
El acto estuvo presidido por el alcalde, Fernando Muguruza, acompañado por Juantxu Bazán, director de la Escuela Taller, entidad que ha impulsado la edición de este libro al auspicio del programa municipal de vías verdes.
El alcalde tomó la palabra, en primer lugar, para agradecer a la autora el haber dedicado buena parte de su dedicación profesional al estudio de la minería de Castro Urdiales, "un libro que nos habla del enorme esfuerzo de muchísimos trabajadores del municipio que desde finales del siglo XIX hasta hace muy pocas décadas han tenido como sustento el trabajo en la mina". El director de la Escuela Taller se refirió al trabajo de Ruiz Bedia como una fuente de información para entender que la actividad minera es un recurso cultural que las administraciones públicas debieran potenciar para el conocimiento y disfrute de los castreños y visitantes, refiriéndose a la necesidad de conservar y restaurar los vestigios y yacimientos mineros del entorno minero de Dícido y Setares.
La relevancia de las minas de Dícido y Setares.
Maria Luisa Ruiz Bedia disertó sobre importancia de la minería en Castro Urdiales, acotando su estudio a la actividad minera de las minas de Dícido y de Setares desde 1883 hasta 1930, justamente el momento álgido de la minería. Destacó la importancia de las minas como actividad empresarial, y la enorme influencia que esta actividad supuso para la transformaciones sociales y económicas que se operan entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. La actividad minera en Dícido y Setares tuvo gran relevancia desde el punto de vista de las técnicas de laboreo, y sobre todo, de los procedimientos de carga y transporte, desde las zonas de extracción (primero a cielo abierto, más tarde mediante galerías) hasta la zona de embarque en los depósitos y cargaderos de mineral de la costa. Las infraestructuras de transporte (tranvías aéreos, ferrocarriles de cadena flotante, o ferrocarriles de adherencia) fueron adaptándose a medida que se iban modificando las cotas de extracción de mineral, creándose un mosaico de vías, planos inclinados, con sus cabeceras, puertos de carga, lavaderos… que justamente el estudio de Ruiz Bedia desvela utilizando como herramienta de trabajo la fotogrametría analítica para la investigación histórica.
El Ayuntamiento de Castro Urdiales ha distribuido el libro para su venta por las librerías de Castro Urdiales, Cantabria y Vizcaya, al precio de 10 €, tratando de potenciar con ello la venta y lectura entre la mayor parte de la población.

lunes, 24 de mayo de 2010

Pedrera Can Suria, Girona


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Asland, BCN

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Minas de Pontons

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Minas de Pontons

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Mequinenza


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Febrero 2010, Azaila, Teruel

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Azaila, Teruel, febrero 2010

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Fuentes de Ebro, Zaragoza

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Fuentes de Ebro, Zaragoza


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Fuentes de Ebro, Zaragoza


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Asland, Montcada i Reixac, BCN


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Asland, Montcada i Reixac


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Cantera Asland; BCN


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Vallensana


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Cantera en Vallensana, BCN


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miércoles, 5 de mayo de 2010

Descubren 1.500 metros de cueva virgen en El Soplao

Descubren 1.500 metros de cueva virgen en El Soplao

October 2, 2009 by Revista Opción  

Descubren1500Los trabajos llevados a cabo en el último año para elaborar la topografía tridimensional de la cueva de El Soplao (Cantabria) han dado como resultado el descubrimiento de 1.500 metros de cavidad virgen en los que hasta ahora no había puesto el pie ningún ser humano.
Dentro de estos trabajos se han topografiado 7.500 metros nuevos de cueva, en los que se incluye el kilómetro y medio virgen y que se unen a los algo más de 12 kilómetros que ya estaban topografiados. Así, tras los trabajos de medición y representación gráfica de la cavidad, El Soplao pasa de contar con 12,5 kilómetros topografiados a casi 20 kilómetros (7,5 kilómetros nuevos).
El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Javier López Marcano; el investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Juan José Durán Valsero y el responsable de Zalama, Martín González, han presentado la nueva topografía, que es el fruto de un trabajo iniciado en julio de 2008 y finalizado en agosto de 2009.
En rueda de prensa, han explicado que para realizar la medición y representación gráfica de la cavidad se han llevado a cabo 150 entradas por diferentes bocas naturales y del entramado de minas, algunas de ellas descubiertas durante la investigación.
Además, se han ubicado 3.900 puntos topográficos de referencia en el interior de la cueva y 3.500 en las galerías mineras y se han instalado más de 200 anclajes para asegurar la accesibilidad al sistema, tanto para futuras investigaciones, como para labores de mantenimiento y seguridad.
Según ha señalado Durán Valsero, la representación tridimensional de la cueva-mina permite obtener una visión casi real de la arquitectura del sistema endokárstico y su relación con la superficie topográfica exterior. El experto ha destacado que se trata de una herramienta de trabajo para avanzar en las investigaciones que se vienen realizando en El Soplao y que "permite augurar nuevas sorpresas en el futuro".
Nuevas Especies
Además, ha resaltado el descubrimiento de nuevas especies, entre ellas una de "troglobia" (organismo adaptado a la vida en las condiciones extremas del interior de las cuevas), que se encuentra actualmente bajo estudio y que, según González, podría ser endémica de la cueva.
Durán Valsero ha señalado también el "impulso enorme" que estos nuevos descubrimientos supondrán para Cantabria en la vertiente patrimonial, ya que, entre las nuevas galerías localizadas, algunas de ellas cuentan con concentraciones kársticas similares a las que ya se conocían en El Soplao.
En el transcurso de los trabajos se han topografiado además 12 kilómetros de galerías mineras, de los que no se tenían datos ni planos y en los que se han descubierto importantes restos que, según este investigador, podrían pasar a formar parte de un futuro museo sobre esta actividad. Con estos 12 kilómetros y a falta de topografiar los niveles seis y siete del complejo minero, la longitud de las galerías de la mina se acerca a los 30 kilómetros.


La minería del hierro en la bahía de Santander

La Librería de
Alarifes

 

Los libros de nuestros lectores

 

Se puede adquirir al precio de 30 euros a través de 
La Librería de Alarifes
 
 
433 páginas
31 x 24 cm.
 

El estudio del espacio minero de la Bahía de Santander, que coincide básicamente con la tesis doctoral del autor, se estructura en tres grandes bloques.

El primero corresponde a la aproximación histórico-económica de la minería del hierro durante el periodo estudiado, desde la denominada "fiebre minera" hasta el comienzo de la Guerra Civil. Se centra especialmente en la "edad de oro" de la minería santanderina, un periodo comprendido entre la pérdida de las colonias en 1898 y el comienzo de la guerra en Europa en 1914.

La descripción del proceso productivo (arranque, transporte y lavado del mineral, sedimentación de lodos y embarque), así como la identificación de los diferentes espacios productivos, conforman la segunda parte del libro. Se concede una especial atención al espacio de ribera de las rías de la Bahía de Santander, por cuanto era el escenario de las últimas fases de ese proceso.

El último bloque se centra en el espacio social o reproductivo. Las condiciones del trabajo en la mina, sus salarios, las condiciones de vida en los pueblos mineros y el desarrollo del socialismo como respuesta a la precariedad laboral y vital de los mineros constituyen los ejes fundamentales del análisis.

El libro se completa con un amplio anexo estadístico, documental y cartográfico.

En su momento la tesis fue reconocida con los premios de la Real Academia de Doctores para tesis sobre tema minero y del Consejo Social de la Universidad de Cantabria.

 

libro, El metal de las cumbres

La Librería de
Alarifes

 

Memoria de la minería desde Cantabria

 

Se puede adquirir al precio de 45 euros a través de 
La Librería de Alarifes
 
 
362 páginas
 
250 fotografías
 
- Presentación
- Introducción
- Parte I: Los orígnes de la riqueza
- Parte II: La quimera del Zinc
- Parte III: La aventura de los molinos (1856-1888)
- Parte IV: Renacimiento (1888-1897)
- Parte V: Del cénit al ocaso (1898-1927)
- Epílogo
- Conclusiones
- Apéndices documentales
- Fuentes y bibliografía
 
 

Las gentes de la comarca de Liébana siempre han vivido estrechamente vinculados a los Picos de Europa, hoy recurso paisajístico y turístico, antaño fuente de riqueza y recurso económico. Con el paso de las décadas, es complicado volver la vista atrás e imaginarse cómo hubiera evolucionado la zona de no haberse aprovechado la riqueza mineral del macizo Oriental en la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del XX. El trabajo de los historiadores consiste en documentar adecuadamente el pasado con el apoyo de las fuentes y en analizar, con rigor, las consecuencias de los acontecimientos. En esta labor se ha encontrado inmerso en los últimos siete años un joven historiador, José Antonio Gutiérrez Sebares (Santander, 1973), que ve ahora publicado por la Consejería de Medio Ambiente en colaboración con la Institución Mazarrasa -ha sido fundamental el empuje de Olav Mazarrasa- un documentado libro sobre la historia de la minería en Picos de Europa en general, y sobre sociedad minera La Esperanza o Minas Mazarrasa entre 1856 y 1940 en particular.

- ¿Cómo surge este proyecto?

- En 1990, durante la realización de un libro sobre los maestros canteros de Trasmiera en el siglo XVIII, Olav Mazarrasa, junto al profesor de la Universidad Miguel Ángel Aramburu encontraron en una casa familiar de los Mazarrasa en Villaverde de Pontones un arcón atestado de documentación que fue depositada en la propia UC para ordenarla, catalogarla y estudiarla. Allí había mucha información sobre las minas de Ándara, que pertenecieron a un antepasado de los Mazarrasa.

- ¿Y cómo se vincula usted a la investigación?

- En el año 2000, la Institución Mazarrasa concedió una beca para estudiar las minas a partir de aquella documentación y, bajo la dirección del profesor Andrés Hoyo, completé esta investigación que se ha prolongado en el tiempo ya que se ha pretendido ser muy exhaustivo.

- ¿Cómo ha enfocado el trabajo?

- El libro es básicamente una historia económica y de la empresa Sociedad Minera La Esperanza, que fue fundada en 1864 y que quebró en 1877 bajo la propiedad de la familia Pérez del Molino González. Posteriormente, la empresa tuvo su continuidad bajo la propiedad de Juan Manuel de Mazarrasa Jorganes.

- ¿Dónde está el origen de la minería en Picos de Europa?

- Al menos desde el siglo XVI existe una continuidad histórica de la explotación del plomo en la zona de Picos de Europa. Desde la época de Carlos V hay registros de minas y de sus propietarios, entre los que se encuentra documentado el arquitecto Juan de Herrera. Era, no obstante, una minería muy superficial, pero, en realidad es más que probable que los orígenes de la minería en la comarca haya que situarlos al final de la Prehistoria o en la Protohistoria, por los testimonios existentes que permiten afirmar que ya conocían la metalurgia.

- Pero, ¿cuándo se relanzan las explotaciones?

- Pero lo que resulta fundamental para esta zona es la riqueza del zinc. A mediados del siglo XIX fue un momento de inflexión. Se buscaba plomo pero descubrieron criaderos excepcionales de zinc. Las primeras inversiones fueron una sociedad francesa y a partir de ahí, como si de una mancha de aceite se tratase, asistimos a una fiebre minera del zinc tanto en Picos como en otras zonas como Reocín.

Al hilo de este boom se crean nuevas sociedades y entre ellas destaca como la más importante la Sociedad de Minas La Providencia (1856), con capital cántabro, asturiano y madrileño. Registra una gran cantidad de zonas mineras en diferentes municipios lebaniegos y pone en marcha un plan financiero para dotarse de las infraestructuras necesarias para sacar el mineral hasta Tina Mayor. Hay que tener en cuenta que no existía carretera alguna ni el desfiladero de La Hermida.

- ¿Y en estas condiciones resultaban rentables las explotaciones?

- A pesar de todo, era rentable. Las inversiones mineras además fueron un estímulo fundamental para crear nuevas infraestructuras viarias. Así, por ejemplo, los dueños de La Providencia estaban muy vinculados al Partido Moderado durante el reinado de Isabel II y consiguieron que fuese adjudicada la contrata de la obra del desfiladero al conde de Mendoza Cortina, uno de los accionistas.

- ¿Cómo influyó esto en la carretera de La Hermida?

- La carretera se construyó al ritmo de las necesidades de la empresa minera. Primero se concluyó el tramo de La Hermida al puente de Estragüeña, ya que en esa zona el río Deva no es navegable. A partir de ahí, el mineral se llevaba a la costa en lanchones de fondo plano que tenían como punto de destino Tina Mayor.

- ¿Qué papel tuvo en estos primeros momentos La Esperanza?

- Tras su quiebra en 1877, hubo un concurso de acreedores y sus explotaciones se paralizaron. Fue Juan Manuel de Mazarrasa Jorganes, un abogado de Trasmiera que defendía los intereses del principal acreedor, procedente de una familia de canteros, militares y juristas quien adquirió la sociedad en subasta en 1888. La Esperanza, junto a La Providencia fueron las más importantes frente a otras iniciativas menores, más modestas e incluso alguna de ingleses.

- ¿Cuando se retoman los trabajos?

- Ese mismo año de 1888 se retomaron los trabajos. La Esperanza abrió el camino de Urdón a Tresviso y luego a Ándara. Llegó la época dorada de la minería en Picos. Mazarrasa hizo tabla rasa con el pasado, liquidó deudas y llevó a la empresa a la senda del beneficio.

- ¿Qué factores determinaron el éxito empresarial del proyecto de Mazarrasa?

- Mazarrasa cubrió una serie de necesidades básicas: financieras, ya que él mismo tenía capacidad; de recursos humanos formados, sus hijos estudian minas y encarga la dirección a Benigno Arce, toda una garantía; y estratégicas, cesan las malas relaciones con La Providencia, hasta el punto que comparten el camino minero y los hornos de calcinación.

- ¿Hasta cuándo se mantuvieron abiertas las minas?

- La explotación se prolonga hasta 1927, siendo hasta entonces una empresa rentable a pesar de las condiciones de la minería de alta montaña. Una de las claves del éxito fue el hecho de que los trabajos solo durasen seis meses al año. A diferencia de lo que ocurrió en Asturias, aquí la minería no estuvo asociada a la industria y no desmanteló la sociedad rural.

- ¿Qué tipo de trabajadores se ocuparon en las minas?

- El obrero de las minas de Picos no se proletarizó ya que su trabajo era en cierto modo a tiempo parcial, fue una fuente de ingresos complementaria, pero siguió vinculado a la tierra sin dejar de ser un campesino. Esto permitió que los salarios fuesen más bajos que en otras zonas y que los trabajadores fueran más dóciles a la autoridad patronal.

- ¿Cómo era la vida cotidiana en las explotaciones para los obreros?

- Era realmente muy dura, no nos podemos hacer una idea con los parámetros actuales. Se trataba de una explotación intensiva, tanto a cielo abierto como en galería, con dos turnos de 12 horas y el famoso sistema de las camas calientes, ya que los trabajadores vivían durante los seis meses de la campaña a pie de tajo. Hasta 1883 no había ni un sitio para sentarse a comer. Los accidentes mortales a causa de las voladuras o por la peligrosidad de los soplaos eran habituales.

- ¿Cuánta gente llegó a trabajar allí?

- Aproximadamente llegaron a trabajar en la zona simultáneamente en los mejores momentos un millar de personas. La administración, donde se alojaban el director, los ingenieros y su personal de servicios, y los almacenes se establecieron en un casetón minero de piedra. Los mineros se ubicaban en otros casetones de forma alargada, para que las vigas aguantasen la nieve del invierno. También hubo una cantina e incluso una capilla.

- ¿Cómo era proceso productivo?

- La extracción de mineral se conducía por una galería de transporte que aún hoy se puede ver en la zona del refugio de la Federación de Montañismo, en Ándara. En una especie de plaza se acumulaba el material, que luego se cargaba en carros de bueyes y se llevaba hasta El Dobrillo, donde estaban los hornos de calcinación para desprender el carbono que contenía la calamina. De nuevo en carros se llevaba desde allí hasta Bustio, donde se embarcaba.

- ¿Hacia que mercados se dirigía el mineral extraído?

- Hasta 1888 los barcos de vela que, después de una complicada operación, cargaban el mineral en Tina Mayor partían hacia Amberes donde estaba la Sociedad de Minas y Fundiciones de la Vieja Montaña (belga) o hacia Swansea, en Gales. Desde 1888 fue la Real Compañía Asturiana de Minas el principal cliente. La navegación cambió por la de cabotaje, llevándose las calaminas a Asturias, a Arnao, cerca de Gijón, y las blendas a Dunquerke. En 1905 cesó el tráfico marítimo ya que le surgió la competencia del ferrocarril Santander-Oviedo.

- ¿Realmente fue un negocio rentable?

- La I Guerra Mundial fue el canto del cisne de la rentabilidad. Se disparó la cotización del zinc en Londres ya que se empleaba en componentes para la industrial de armamento. Entre 1915 y 1917 los ingresos estuvieron a un nivel como nunca, pero en este momento, paradójicamente, también estuvo la causa de su decadencia. El 'hambre' de zinc y las dificultades del transporte marítimo dispararon la explotación de yacimientos en otros continentes de América, África y Asia.

- ¿Qué razón provocó el cierre?

- Al término de la Guerra las cotizaciones del zinc se hundieron y ello arrastró a las sociedades establecidas en Picos de Europa. Además, sus estructuras se habían quedado obsoletas, y el problema del transporte no se había resuelto y la mano de obra también generaba problemáticas sociales. En definitiva, lo que hoy se llama 'globalización' llevó al cierre de La Esperanza en 1927 y a la disolución de la empresa en 1940. La Providencia corrió una suerte semejante. Hubo intentos posteriores de revitalizar las minas, pero no triunfaron.