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lunes, 12 de agosto de 2013

centenario de una mina en Tierga (Zaragoza)

Aragón

Una mina centenaria en Tierga (Zaragoza)

Día 04/07/2013 - 10.24h

La empresa Promindsa es la encarga de explotar «Santa Rosa», de la que sale hierro a 60 países del mundo

Tierga cuenta con una de las explotaciones mineras más relevantes del país. De la mina subterránea «Santa Rosa», explotada por Promindsa (Productos Minerales para la Industria, S.A.), sale hierro para 60 países. De hecho, la mina de Tierga constituye el principal yacimiento a nivel mundial de mineral de hierro destinado a la producción industrial de pigmentos. En la empresa trabajan 31 personas.
Históricamente, el mineral de hierro ha sido una materia prima fundamental. El desarrollo de la industria siderúrgica y de la producción de acero a finales del siglo XIX fue clave para el gran avance industrial que constituyó la base de la sociedad moderna. Actualmente, la extracción mundial de hierro supera los 2.500 millones de toneladas, de los cuales cerca del 99,7 por ciento se destinan a la industria siderúrgica para la producción de acero, mientras que algo más del 0,3 por ciento restante se destina a uso industrial para la fabricación de vidrio, cerámica, pigmentos o cemento. La mina de Tierga es el yacimiento más importante.
Las primeras explotaciones mineras en la zona de Tierga se remontan al año 1903. El yacimiento principal se ubica en las estribaciones surorientales de la Sierra del Moncayo, dentro de la Cordillera Ibérica, en el término municipal de Tierga, y más concretamente en el paraje conocido como «Barranco del Judío».
En 1913 comenzó la explotación de forma intensiva por parte de la «Compañía Aragonesa de Minas», en la mina ya denominada entonces como «Santa Rosa». Se trataba de una de las explotaciones más avanzadas de la época en Aragón, ya que contaba, entre otras infraestructuras, con un cable aéreo que transportaba el mineral en un recorrido de más de 27 kilómetros de longitud hasta Calatayud, desde donde era distribuido en ferrocarril a los diferentes centros siderúrgicos. Este cable aéreo era en aquella época el de más longitud de España.
Las actuales concesiones de explotación sobre las que se ubica la explotación fueron otorgadas entre 1956 y 1961, sobre una superficie total de 231 hectáreas; fueron consolidadas en el año 1977 conforme a la actual Ley de Minas. Todas ellas son de titularidad de la entidad Promindsa.
Actualmente, la explotación subterránea «Santa Rosa» emplea el método de cámaras y pilares, adaptado siempre a las particularidades geológicas de su yacimiento. Este método consiste en extraer el mineral de determinadas zonas dejando siempre una parte del mismo en forma de pilares, que actúa a modo de sostenimiento y que proporciona estabilidad al conjunto de la explotación.
Promindsa comercializa sus productos en 60 países distribuidos en los cinco continentes, lo que supone exportar el 90 por ciento de su producción. Actualmente cuenta con oficinas comerciales abiertas en China o Perú.
El conjunto de las explotaciones de minerales industriales en Aragón dan trabajo a 321 trabajadores de forma directa. Se trata de 32 explotaciones de diversos recursos minerales, como el hierro, la sal, el yeso, la caliza y la dolomía para uso industrial, y localizadas fundamentalmente en las provincial de Zaragoza y Teruel.

La mina de Aznalcóllar pone en peligro Doñana

La mina de Aznalcóllar dañará Doñana si se construye una planta de tratamiento en la zona de influencia del río Guadiamar

La Junta de Andalucía convocará un concurso internacional para la explotación de Aznalcóllar. Y Ecologistas en Acción cree que los minerales extraídos deberán tratarse en Minas de Riotinto (Huelva)

Día 15/07/2013 - 13.55h
El responsable de Minas de Ecologistas en Acción, Antonio Ramos, ha defendido que la reapertura de la mina de Aznalcóllar (Sevilla) solo será posible sin dañar el parque de Doñana si el mineral que se extrae es enviado a la planta de sulfuros complejos de Minas de Riotinto (Huelva).
Ramos ha reaccionado así al anuncio realizado esta semana por la Junta de Andalucía de que convocará un concurso internacional para la explotación de la mina de Aznalcóllar atendiendo a los parámetros de máxima seguridad y de sostenibilidad económica, social y medioambiental.
El responsable de Minas de Ecologistas en Acción ha reconocido a Efe que su formación no aceptará la creación de una planta de tratamiento del mineral «en la zona de influencia del Guadiamar, que es un Lugar de Interés Comunitario, hace todo el aporte de agua a la marisma y le da vida a Doñana».
Ramos ha indicado que en el caso de que se produzcan filtraciones se dañaría directamente el área conocida como Corta de los Frailes, «de modo que la única posible solución es que los minerales se traten en Riotinto, en su planta de sulfuros complejos».
El antiguo complejo de Aznalcóllar, de casi 950 hectáreas de superficie, cuenta con unas reservas constatadas y recursos probables de alrededor de 80 millones de toneladas de sulfuros polimetálicos (cobre, plomo y zinc, además de oro y plata).

jueves, 1 de agosto de 2013

MANIFIESTO

PLATAFORMA “UNIÓN MINERALÓGICA”
Desde que hace siglos se recogiera el primer mineral del terreno y el ser humano descubriera los usos y recursos que podría darle, se produjo un gran progreso, una revolución que nos ha acompañado durante toda nuestra historia, y que ha unido íntimamente al hombre con la piedra y el metal.
Un breve repaso a la historia de la mineralogía española nos retrotrae al Gabinete de Ciencias Naturales de Carlos III, donde se exponían los mejores ejemplares minerales de que se disponía y conocía en aquel momento, a partir de ahí se desarrolla en nuestro país un impulso por el conocimiento mineralógico y de ello se deriva el incremento de colecciones privadas y públicas, el aumento continuado del estudio de todas las ciencias y ramas científicas que lo rodean, y por supuesto, la suma de cada vez más personas interesadas en todos los aspectos de la mineralogía, una suma que en pleno siglo XXI se ha visto apoyada por las nuevas tecnologías.
Este progreso e incremento es fruto de la herencia recibida y de la curiosidad innata del ser humano, también de la inmensa riqueza mineral del país en el que vivimos, una riqueza que es de todos los ciudadanos, la cual a todos beneficia de una u otra manera.

La contemplación e investigación de las colecciones museísticas de este país, es posible hoy gracias al esfuerzo y trabajo de los que nos precedieron, de reyes, aristócratas, químicos, físicos, geógrafos, naturalistas, geólogos, analistas, investigadores, ingenieros de minas, mineros, maestros, estudiantes, aficionados y público en general. Estas colecciones han sido alimentadas por todos ellos, piedra a piedra, y donadas a instituciones, organismos y entidades estatales para su investigación científica y para su exposición y uso social, muchas de estas colecciones públicas no existirían sin el coleccionista que las recopiló, las conservó y más tarde las entregó, no serían lo que son, y no habrían permitido la investigación y referencia de nuevas especies sin el recolector, la persona que extrajo ese mineral y se preocupó por su forma, color, hábito cristalino, etc.… Este patrimonio, es nuestro patrimonio, el de todos, desde el conservador del museo hasta el último empleado que limpia las vitrinas, un patrimonio que necesita estar vivo, y cuya vida depende de que se le utilice, admire e incremente.

Nosotros somos los herederos de este patrimonio, somos el niño que pegaba su nariz a los cristales de las vitrinas, el que acariciaba cada arista del cristal de un mineral, el que abría los ojos sorprendido ante un color y una forma, el que ansiaba un martillo y un puntero el día de su cumpleaños, el niño que estudiaba con voracidad las ciencias naturales, el que admiraba a aquel profesor empeñado en hacerle conocer la mineralogía, el que se gastaba la paga del domingo en piedras, y el que coleccionaba los minerales que regalaban con el Cola Cao. Somos los jóvenes que decidieron estudiar una carrera de ciencias, los que se tiraron al monte a buscar minerales en minas olvidadas y abandonadas, aquellos jóvenes que publicaron sus hallazgos, que se agruparon en asociaciones con otros que compartían su misma afición, somos los jóvenes que fuimos, y ahora, ahora somos los hombres que comparten, enseñan, comprenden y alimentan el amor por los minerales, por las ciencias naturales y por la naturaleza. Somos los hombres que hemos recuperado un patrimonio minero, un patrimonio geológico, nuestro patrimonio, esos hombres que antes fueron herederos y ahora somos depositarios de lo heredado, y por lo tanto responsables de lo que se herede más tarde. Somos los guardianes de nuestras colecciones, y los trabajadores de las colecciones públicas, obreros sin nómina ni paga, altruistas de la mineralogía como lo fueron nuestros antepasados.

Todo esto corre peligro, en la actualidad surgen voces que defienden una postura carpetovetónica e inmovilista, una política conservadurista y prohibicionista, una política basada en la exclusividad y la propiedad de una ciencia, como es la mineralogía, que pasaría de ser de todos, a ser el coto privado de unos pocos elegidos. Para ello utilizan la demagogia de la protección como arma arrojadiza contra los demás, hay que proteger para construir, nos dicen, hay que prohibir para conservar, nos cuentan, y tras ese pretendido proteccionismo y conservacionismo no hay más que palabras vacías y egos inflados. Alguna de estas voces ha sido escuchada por personas ajenas a la mineralogía, expertos en medioambiente que no han contrastado, ni buscado, otras opiniones, experiencias y conocimientos que las del vocero más cercano. Así surge el Titulo VII del Anteproyecto de Ley de Conservación de la Naturaleza y Biodiversidad de la región de Murcia, un anteproyecto aprobado sin la necesaria consulta a todos los afectados por él, ya que únicamente se ha consultado a los afectados por otros títulos de esta ley, como son los agricultores y demás.

Este Título VII amenaza nuestra herencia en vez de protegerla, amenaza el futuro de la mineralogía española, y con ello, amenaza la evolución lógica y la ampliación de las colecciones públicas a través de los coleccionistas y buscadores privados, como ha sucedido hasta ahora, pretendiendo abolir nuestro derecho constitucional a la propiedad privada, pretendiendo decomisar y denunciar nuestras colecciones, pretendiendo que todo es público a partir de ahora, y a la vez prohibiendo la recolección que ha permitido hasta ahora ampliar las colecciones públicas y dotar a la mineralogía española de una cierta resonancia a nivel internacional a raíz de nuevos y maravillosos descubrimientos minerales, los cuales nunca han provenido de esas voces que claman por la prohibición, sino del aficionado y coleccionista al que se le pretende criminalizar, desposeer e impedir el acceso que desde hace siglos ha tenido a los yacimientos.

Esta es la amenaza, una amenaza que hoy acecha en Murcia, uno de los baluartes de la mineralogía española, la misma región minera que ha producido muchos de los ejemplares que hoy se muestran en colecciones públicas, gracias a su recuperación de entornos mineros degradados y abandonados por la administración, una Murcia minera que cuenta con el evento mineralógico más histórico y renombrado del país, la Feria de Minerales de La Unión, a la cual se heriría de muerte con esta ley, una Murcia minera que cuenta con asociaciones y colectivos ciudadanos que apoyan y difunden la protección del patrimonio histórico y minero a partir de su común afición por la mineralogía, una Murcia minera que acoge y recibe visitantes y turistas, que se beneficia de estas visitas y que quedaría relegada a ser una región de sol y playa nada más, cuando ahora es el corazón de la mineralogía española.

Ya conocemos la historia, conocemos quienes somos y de quienes venimos, conocemos la amenaza, y conocemos Murcia, es hora de que se conozca  y reconozca  nuestro colectivo, porque nosotros somos la mineralogía española, somos Murcia, y sobre todo, somos la unión.