España ofrece a Hungría su experiencia en Aznalcollar y admite tener balsas similares
La organizaciones Greenpeace y Ecologistas en Acción han asegurado que en España existe peligro potencial de una catástrofe similar a la húngara
EP - Miércoles, 6 de Octubre de 2010
Un coche queda atrapado por la inundación de residuos tóxicos en Kolontár, Hungría. Arriba, a la izquierda, vista aérea de la rotura del muro de contención de la presa de decantación de minerales de las Minas de Aznalcóllar. (Efe)
Galería Un vertido tóxico tiñe de rojo Hungría
España ha ofrecido "apoyo" a Hungría a la hora de gestionar la catástrofe provocada por el vertido tóxico de aluminio por su experiencia en situaciones similares como la de Aznalcollar (Sevilla) y admite que en el territorio nacional existen algunas balsas "similares" a la húngara aunque "no exactamente iguales", según ha explicado la secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera.
MADRID. Así, ha señalado que la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, ha trasladado por escrito a su homólogo húngaro, Zoltan Illes, la "solidaridad" de España y le ha ofrecido "apoyo" a la hora de gestionar la catástrofe.Ribera ha explicado también que la ministra tenía "mucho interés" en hablar con su colega húngaro --aunque aún no ha podido hacerlo-- para transmitirle la solidaridad española por "este acontecimiento terrible" en una instalación de la que ha dicho que era "antigua" y que procedía de una empresa pública de la antigua Hungría del Este. "El volumen de lo que ha salido de allí es impresionante", ha reconocido.
Además, ha añadido que Espinosa ha ofrecido a Hungría el "apoyo para cualquier cosa" en la que España pueda ser de utilidad "por gestión de experiencias parecidas" como el vertido de las minas de Aznalcollar (Sevila).
En todo caso, ha asegurado que no tiene constancia ninguna de que exista en España una balsa "exactamente igual" a la de Hungría y ha añadido que sí hay balsas de residuos mineros parecidas a éstas, aunque "ni del mismo tamaño ni del mismo material, ni de las características de la de Hungría".
Concretamente, ha explicado que en España existen tres normativas concretas para evitar estas situaciones como la Ley de Responsabilidad Ambiental, el Real Decreto en materia de residuos de industrias mineras extractivas y la Ley de prevención y control integrado de la contaminación.
En cuanto a la Ley de Responsabilidad Ambiental, ha apuntado que se trata de una norma para hacer frente a grandes catástrofes en las que "prácticamente no hay seguro que lo cubra" pero es importante delimitar riesgo e ir haciendo un esquema preventivo con las compañías aseguradoras, y las que están incluidas en las actividades. Ribera ha destacado que esta ley resuelve que todas las actividades a las que afecta deberán suscribir un seguro.
Asimismo, ha indicado que la ley de prevención y control integrado de la contaminación exige que los espacios de este tipo requieren de una autorización ambiental integrada que otorgan las comunidades autónomas.
Finalmente, ha manifestado que el "aprendizaje" de Aznalcollar y una situación parecida que se produjo en Rumanía en el año 2000 motivó que la Unión Europea revisara su legislación en materia de gestión de residuos de minas.
El vertido de la mina de pirita en Aznalcollar (Sevilla) se produjo el 25 de abril de 1998 a raíz de la rotura de la presa de contención de la balsa de decantación de la mina provocando un vertido de agua ácida y de lodos tóxicos que contenían concentraciones de metales pesados.
Ecologistas aseguran que en España existen cientos de balsas similares
Greenpeace recuerda que, además de Aznalcóllar, en los últimos años la organización ecologista ha denunciado el peligro que suponen explotaciones como son la mina de Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias."Desgraciadamente, este tipo de accidentes siguen produciéndose, a pesar de las advertencias de los grupos ecologistas que exigen un mayor control de estas instalaciones --ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace--. Tras la rotura de una de estas balsas, las consecuencias son siempre trágicas. Y, como hemos visto en Hungría, ha costado la vida de varias personas".
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