Una mina de recuerdos
Abanto rinde homenaje a su pasado este fin de semana con la Burdin Jaia, la fiesta del hierro
10.10.10 - 02:50 -
Hace años que el último gramo de mineral fue extraído de los montes de Triano, pero siguen oliendo a hierro. Y sintiéndolo en lo más hondo. Para que nadie olvide el pasado, Abanto celebra este fin de semana la sexta edición de su Burdin Jaia, feria que rinde homenaje a todas aquellas personas que durante siglos dieron lo mejor de su vida picando unas tierras que no por capricho llaman la Zona Minera. «De aquí salía el 10% del hierro que se fundía en el mundo, daba de comer a mucha gente», rememoraba ayer José Mari Martínez, minero residente en Gallarta que va a cumplir 80 años.
Miles de personas se acercaron hasta el entorno del Museo de la Minería para participar en una fiesta que esta vez será más larga de lo habitual. La Burdin Jaia arrancó el viernes y se cerrará esta tarde con un intenso programa de actividades que incluye sesiones de teatro, música, talleres para aprender a herrar y trabajar el hierro y cursos para hacer juguetes de madera, entre otros. «Volvemos al pasado, son unos días muy emotivos», aseguraba el alcalde de Abanto, Manu Tejada. Como él, muchos aprovecharon para poner a funcionar la memoria. Una mina de recuerdos.
Con la impresionante corta de la mina Concha II de fondo, paraje que el Gobierno vasco va a preservar declarándolo bien cultural protegido, los baracaldeses Eduardo y Jon García -padre e hijo- discutían sobre la fertilidad de la zona. «Que no sea rentable económicamente mantener abierto el yacimiento no quiere decir que ya no quede hierro aquí, no habría que rebuscar mucho», defendía el progenitor tras relatarle al chaval la conocida leyenda que atribuye el origen de la palabra 'alirón' a las explotaciones de hierro de la Margen Izquierda. «Los mineros cobraban en función de la pureza del mineral que extrajeran y cuando los británicos -dueños de muchas de las minas- analizaban los pedruscos y veían que eran de hierro puro gritaban 'all iron, all iron' (¡Todo hierro!) para avisar a los trabajadores».
Trenes panorámicos
«¡Dale, dale!», animaba Josu Sanz a su sobrino Íñigo en una fragua participativa. A sus 10 años, el chaval moldeó, martillo en mano, un tornillo recordando la labor que llevó a sus antepasados a afincarse en Zierbana. «Mi abuelo picaba la piedra y mi abuela trabajaba como enfermera en uno de los hospitales mineros de la zona, los primeros con servicio de Traumatología de España», revelaba Sanz. Entre historia e historia, los amantes de las ferrerías pueden optar durante la Burdin Jaia por recorrer el entorno a bordo de dos trenes panorámicos que alcanzan Galdames y La Orconera para ver las vistas de las minas a cielo abierto. Ayer también había quien prefería abordar el pasado de la zona desde el lado poético. Era el caso del santurtziarra Ignacio Merino, que recordaba unos versos de Tirso de Molina. «Vizcaíno es el hierro que os encargo, corto en palabras, pero en obras largo».
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