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Aralar y su coto minero
Historia y naturaleza. Centroeuropeos, romanos y otras muchas gentes poblaron la zona de la morrea glaciar de Arritzaga, donde trabajaron duro en busca de cobre. Las minas se cerraron en 1965
09.06.12 - 02:06 -
Apocos kilómetros de Amezketa, camino de Igaratza, se encuentran los restos de uno de los cotos mineros más importante y antiguo de la Península Ibérica. Importante por su riqueza mineral a lo largo de la historia, ya que estudios arqueológicos sitúan a los primeros mineros en la zona hace 3.500 años.
Unos cables tenidos por la roña, una vagoneta, los cargaderos y los muros de algunas dependencias determinan donde se situaba el coto minero de Arritzaga. Son sólo algunos de los restos que quedan de la importante explotación minera de Aralar.
A pocos kilómetros de Amezketa, dirección a Igaratza, hay que seguir el camino de Akelo hasta llegar a la zona en la que hasta mediados de la década de los 60 del siglo XX trabajaron los últimos mineros en Aralar.
Han pasado ya varias décadas de la última explotación de mineral en Arritzaga, pero aún queda en la memoria de Manuel Labaka el duro trabajo de los mineros. Nacido en Beizama, con tan sólo 12 años, Labaka comenzó a trabajar como pastor en la zona. A sus 77 años, todavía guarda en sus retinas las imágenes de los trabajadores que durante duras jornadas extraían el material de las diferentes betas. Sitúa a la perfección cada uno de los lugares utilizados para la limpieza del material, su fundición, y relata las anécdotas de los habitantes de aquel poblado que dio trabajo a muchos hombres de la zona. Algunos trabajaban como portadores con sus mulos, carpinteros,.
El propio Manuel relata, con una amplia sonrisa en sus labios, aquella ocasión siendo un chaval: «Tendría unos 14 años y me dijeron que tenía que bajar a Amezketa a buscar unos encargos. Me metí en la vagoneta y allí fui». En algunos tramos, la vagoneta pasaba a escasos metros del suelo, incluso lo tocaba, en otros, varios cientos de metros separaban a Manuel de tierra firme, pero según relataba «no pasé miedo, recuerdo que había gran altura, pero no pasó nada malo». La alternativa a subir el material de trabajo, herramientas o alimento era subirlo en mulos. «El camino de Akelo era muy peligroso, y más si subían los animales cargados. Muchos caían por las pronunciadas pendientes en las que había muchas piedras sueltas. Subir la carga en la vagoneta resultaba más cómodo e incluso, rápido».
Coto minero con iglesia
El pastor beizamarra, afincado en Zaldibia, recuerda que permanecía en la zona de Arritzaga durante varios meses. «Hacia el 3 de mayo subíamos con el rebaño de ovejas a los pastos de Aralar. Yo cuidaba de unas 200 cabezas, me encargaba de ordeñarlas y de hacer el queso».
En sus ratos libres, «en la zona de las minas había una taberna y los mineros solían jugar allí a las cartas. Yo era un crío entonces, pero solía estar con ellos».
Mineros que trabajaron duro para la extracción de diferentes minerales, en busca de cobre. Además del frío y la dureza de la soledad en mitad de Aralar, «los mineros debían dormir desnudos para que no les acribillaran las pulgas». Manuel recuerda que podían trabajar unos 30 hombres.
Las minas de Amezketa permanecieron abiertas, por última vez, hasta finales 1965 en manos de ingenieros germanos. Tras un amplio paréntesis desde su cierre hace casi dos siglos, los alemanes abrieron nuevas galerías hasta acceder a las explotadas en el siglo XVIII. En esa época el coto minero de Aralar vivió un importante momento en su historia, su época dorada. La actividad minera fue muy fructífera en la zona y se prolongó durante más de 80 años. Esa actividad provocó incluso, la formación de un poblado en la zona, en el que además de los espacios habitados por los trabajadores de la mina, sus responsables y la taberna, hubo una iglesia.
Mineros europeos
Arritzaga y sus minas han vivido diferentes momentos de plenitud y decadencia, en los que la presencia de los romanos o gentes provenientes de zonas de Centroeuropea es constante. Se repite la cesión de la extracción de mineral en diferentes momentos de la historia con el interés de diferentes generaciones de mineros por su explotación.
Los estudios realizados por Mertxe Arteaga, directora de las prospecciones arqueológicas de Arritzaga, y Txomin Ugalde, presidente de la Fundación Félix Ugarte, sitúan a estos diferentes pobladores de Arritzaga desde el siglo XX hasta hace 3.500 años. Los hallazgos localizados en la zona, como una cornamenta de ciervo para la extracción del material de la roca, podría datarse de la edad de los metales. También se han encontrado restos que demuestran que en la época romana también fueron explotadas y los restos de carbón datados en estructuras interiores los sitúan hace 1000 años. Carbón que permitía a través del calor ablandar la roca en la que estaba incrustada el material de donde se extraía el cobre.
Los primeros mineros que habitaron en Aralar debían trabajar en galerías muy estrechas, en las que apenas cabía un hombre. Pero su afán por lograr el codiciado material les hizo agudizar el ingenio y cavaron centenares de galerías y pozos en busca del óxido de hierro hasta vaciar los filones. Lograron extraer miles de quintales de cobre a lo largo de la historia de las minas de Arritzaga.
De ellas, se extrajo el cobre para construir las antiguas campanas de la iglesia de Gaintza (Araitz), o la industria bélica alemana. Fue en plena contienda mundial cuando los germanos se acercaron hasta las minas de Arritzaga en busca de mineral.
En 1965 se acordó el cierre definitivo de las minas de Arritzaga, junto a la morrea glaciar. Las últimas ruinas se sitúan en torno a Buruntzuzi, donde se encuentra el refugio de un grupo de mendizales amezketarras. Un paseo que merece la pena visitarlo y en el que siguiendo los consejos de los arqueólogos Mertxe Ugarte y Txomin Ugalde, «abriendo bien los ojos se pueden ver muchas cosas».
El próximo 8 de julio los responsables del parque de Txindokiko itzala situado en Abaltzisketa, en Larraitz concretamente, ha organizado una visita guiada a las minas de Arritzaga. La excursión tendrá una duración de medio día. Saldrán a las 10 de la mañana de la iglesia de Amezketa para dirigirse a la zona de minas y conocer el lugar donde se ubican, su historia, la vida de sus habitantes. La salida es gratis. Para ponerse en contacto con el parque Txindoki Itzala para participar se puede consultar su página web txindokikoitzala.com o llamar al 628 947 253. Además, se organizan salidas con grupos previo aviso. El ayuntamiento de Amezketa también cuenta con información de los recorridos de la zona en su página web y algunos trípticos de los itinerarios señalados por Aralar como el de minas.
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