ALBA FELIP Las minas de carbón de Saldes, en el Berguedà, fueron durante décadas una fuente de riqueza para la comarca. Pero, desde el pasado 24 de diciembre, permanecen cerradas: su carbón tiene un porcentaje de azufre demasiado alto, lo que le resta competitividad en el mercado a causa de las demandas medioambientales exigidas por el protocolo de Kyoto. Esta es la razón que les ha llevado a cerrar y que ha obligado a buscar opciones para los mineros que aún trabajaban en el laberinto de galerías. En los últimos tiempos la plantilla sólo ascendía a 27 trabajadores y la mayor parte se ha acogido a un plan de prejubilaciones; unos pocos marcharán a trabajar a otras minas en Teruel hasta que les llegue una edad que les permita retirarse. BERGA.- El lúgubre testamento de la que antaño fue una de las fuentes de riqueza del Berguedà es un laberinto de galerías vacías que guarda el eco de 150 años de historia de la minería de esta comarca catalana. Hace un mes, la mina de Saldes, que Carbones Pedraforca empezó a explotar hace siete décadas, cerró las puertas a la extracción de carbón a causa, sobre todo, de motivos medioambientales. Los 27 mineros que formaban parte de la actual plantilla serán prejubilados o recolocados en otras empresas del sector, en Teruel. No obstante, el haz de luz de sus cascos podría haber iluminado la mina durante muchos años más, pues la riqueza del subsuelo garantizaba la extracción de lignito durante otro cuarto de siglo. La crónica de este cierre irreversible deja al Berguedà con la duda de cómo superar las perdidas económicas -directas e indirectas- de la clausura. También cierra el último capítulo de la historia de la explotación de carbón en Cataluña. La mina de Saldes dejó de extraer carbón el pasado 24 de diciembre ya que el lignito que de ella se puede extraer contiene un alto índice de azufre, lo que lo convierte en contraproducente para el medio ambiente. Desde la aprobación del protocolo de Kyoto, en estas minas se acumuló un gran excedente, pues el carbón del Berguedà tiene un 3% de azufre frente al 0,5% que aporta el carbón extranjero. Su principal cliente, la vecina central térmica de Cercs -que cerrará en los próximos años, también por su acción contaminante-, dejó de comprar carbón de Saldes ante el endurecimiento de las normativas medioambientales. En su última época Carbones Pedraforca colocaba su crudo a la central de Escucha, en Teruel, propiedad del grupo eléctrico Viesgo, que también es propietario de la térmica de Cercs. El ingeniero de minas y director de la explotación, José Luís Rodríguez, asegura que el cierre ha estado «obligado» por las circunstancias desfavorables que se han planteado y que la situación se podría haber salvado si la térmica o las administraciones hubiesen hecho las inversiones necesarias para instalar plantas que extrajesen el sulfito del carbón. «Que quede claro que no cerramos por ganas o por falta de productividad, sino por la coyuntura social, política y medioambiental. Y eso es una pena, puesto que esta mina siempre ha sido un referente en toda España», añade Rodríguez. Así, aunque no se extraiga carbón, durante este año 2008 se distribuirán las más de 80.000 toneladas de excedente acumulado en la explanada que se extiende ante las oficinas de la empresa. También se realizarán todos los trámites necesarios para proceder al cierre: entre ellos, desmontar las instalaciones y la maquinaria que no pueda ser reutilizada para otras funciones; tapiar y clausurar las galerías para que no puedan representar ningún peligro; y reforestar los terrenos. De igual manera, es imprescindible que la explotación quede bien sellada, pues la entrada de aire en el interior de las galerías subterráneas podría provocar un incendio; de igual manera, si saliesen gases al exterior también podrían generarse problemas. El cierre de la mina de Saldes se acogió al Plan del Carbón estatal, que tenía como objetivo reestructurar y racionalizar la industria de este mineral a través de la regulación de los suministros y de las plantillas mediante prejubilaciones, ayudas para compensar los costes derivados del cierre de unidades de producción, ayudas por cargas heredadas del pasado (vale del carbón), pago de indemnizaciones y gastos excepcionales a favor de los trabajadores privados de su puesto de trabajo como consecuencia de dicho cierre. A efectos prácticos, la aplicación de este Plan del Carbón en la empresa extractora de Saldes supuso pasar de un máximo histórico de estracción a principios de la década de los 90 -con 285.000 toneladas cada año- a 198.000 toneladas a partir de 1998, cuando entró en vigor la primera fase del plan 1998-2005; y posteriormente a 100.000 toneladas, con la aplicación de la segunda fase, 2006-2012.La plantilla de la mina, que había alcanzado la cifra de 170 personas, se redujo a las 27 actuales; y buena parte de los despidos se canalizó a través de prejubilaciones. De hecho, el pasado diciembre ya se prejubilaron tres de los mineros que integraban la plantilla actual y este año lo harán otros seis más, mientras que otros dos se acogerán a la jubilación. De los 16 trabajadores que quedan, 12 se trasladaran a empresas del sector minero en Teruel para poder acceder lo más pronto posible a las prejubilaciones y los que quedan se han acogido a las bajas incentivadas, que cuentan con una indemnización de unos 60.000 euros. El Plan del Carbón 2006-2012 ha representado el reparto de 2.880 millones de euros entre todas las comunidades mineras. El reparto se hizo teniendo en cuenta las tasas de paro que genera cada cuenca minera. De esta forma, la comunidad que se benefició más -también es donde se generó más paro- fue Asturias, que se quedó con el 59,4% del presupuesto, seguida por Castilla y León (24,96%), Galicia (4,70%), Andalucía (4%) Aragón (3,1%), Castilla la Mancha (2,86%), y finalmente Cataluña (0,98%), según cifras del sindicato CCOO. Aportación a la comarca El pasado 4 de diciembre, día de Santa Bárbara, patrona de los mineros, los trabajadores de la mina de Saldes recibieron la Medalla de Oro del Berguedà para evidenciar la gratitud de la comarca. El Consejo Comarcal justificó este mérito por la importancia de esta explotación como fuente de ingresos de muchas familias de la comarca y por su actitud integradora con los inmigrantes.El acuerdo del Consejo Comarcal destacó también la valía laboral y la inestimable aportación social de todas las personas que han estado vinculadas al sector, así como la aportación que han hecho los mineros en el mundo laboral, sindical y progresista. |
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