Opiniones, vivencias, lugares y rincones del municipio de Ojén (Málaga) España.
sábado 19 de septiembre de 2009
Mina La Gallega, interior.
Arriba entrada principal. Abajo: salida secundaria o respiradero.
Arriba: nos tenemos que ayudar con cuerdas para subir buscando otra salida distinta a la principal. Abajo: pozo para acceder a galerias inferiores lleno de agua. Profundidad 70 metros aproximadamente.
Arriba y abajo: restos propios de la infraestructura en el interior de la mina.
Aún se conservan restos de maderas.
El pasado día 16 de marzo de 2008 hice una entrada en este blog sobre la Mina La Gallega, con fotos del exterior y la boca de entrada; a lo largo de los últimos días he podido recabar mas información sobre esta mina abandonada que se encuentra a unos tres kilómetros del pueblo de Ojén en dirección sureste. Antaño se explotó cromo y níquel, pero lo más destacable es que hacia 1971 un equipo de geólogos holandeses descubrieron por primera vez un nuevo mineral al que denominaron westerveldita. Fué en los últimos años de la década de los cuarenta del siglo pasado cuando se inició la explotación de la mina, por entonces aún no había pistas forestales por Sierra Parda y los compresores para romper la piedra tuvieron que ser transportados con yuntas de vacas por un camino de rocorrido difícil. Al entrar en la galería lo primero que apreciamos es cómo mana agua sin cesar; en el interior hay una fuente que circula a lo largo de todo el recorrido de la galeria principal. Durante este recorrido observamos la gran cantidad de galerias laterales que existen, hay que ir con mucha precaución, con buena luz y memorizando el recorrido para no perdernos; en este nivel hay kilómetros de recorrido con varios pozos todos llenos de agua. Por curiosidad medimos uno de los pozos con una cuerda y un bloque de cerámica, nuestra sorpresa es que tenía más de 70 metros de profundidad, debajo hay otras dos galerías más cuyo acceso es extramadente complicado ya que están sumergidas en agua. En su momento el mineral se sacaba en vagonetas, pero al día de hoy alli ya no hay rastro de railes ni de vagoneta alguna, sólo algunas maderas, una escalera y poco más. Aunque la temperatura es aceptable, la humedad es muy alta. Buscamos una salida alternativa distinta a la entrada principal y la encontramos (aunque más que una salida pienso que en realidad servia como respiradero), pero el acceso es complicado ya que tuvimos que subir (escalar) tres tramos, con bastante humedad, de mas de diez metros cada uno y, al final hay que reptar para salir al exterior. Es aconsejable no entrar sin ir acompañado de alguien con experiencia y siempre bién equipados y con mucha precaución.
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